En nuestras consultas en Salamanca y Zamora, recibimos a muchas personas que han convivido con obsesiones desde niños o adolescentes. A menudo, estos pensamientos intrusivos parecen aparecer y desaparecer a lo largo de la vida, evolucionando en su contenido, pero siempre generando una gran angustia.
Muchos pacientes con Trastorno Obsesivo Compulsivo han crecido en entornos familiares donde existía una gran preocupación por la moralidad, la rectitud, la religión, el orden o la salud. En estos casos, es común que desde muy pequeños hayan sido entrenados para valorar con juicios morales todo lo que hacen, y a prever consecuencias negativas ante cualquier error. Este tipo de educación puede predisponer a que ciertos pensamientos intrusivos se vuelvan obsesivos, especialmente en individuos más sensibles a las contingencias o a las posibles amenazas que perciben a su alrededor.
Es relativamente común que los niños y adolescentes experimenten pensamientos intrusivos. Según algunas teorías, esto podría estar relacionado con la inmadurez del sistema nervioso central. Estos pensamientos, que pueden ser sobre la muerte, la enfermedad, la moralidad o la sexualidad, tienden a ir y venir sin mayor importancia. Sin embargo, en algunos casos, especialmente en niños entrenados para dudar o anticipar peligros, esos pensamientos pueden quedarse atrapados, generando un ciclo obsesivo.
Imagina a un adolescente que se enfrenta a pensamientos como:
En la mayoría de las personas, estos pensamientos son fugaces y se descartan rápidamente como "bobadas". Sin embargo, para aquellos que desarrollan TOC, estos pensamientos se convierten en verdades absolutas y la necesidad de hacer algo para librarse de ellos comienza a tomar el control.
Cuando las personas con TOC se enfrentan a estos pensamientos obsesivos, suelen desarrollar comportamientos compulsivos para intentar aliviar la ansiedad que sienten. Estos comportamientos pueden ser azarosos, como tocar un objeto un número determinado de veces o mirar algo con detenimiento. Al principio, parecen funcionar, ya que la ansiedad puede disminuir por sí sola, lo que refuerza la creencia de que la acción fue la que "resolvió" el problema. Sin embargo, cuanto más se repite el comportamiento, más fuerza adquieren las obsesiones y compulsiones, y el ciclo se vuelve más difícil de romper.
Otros ejemplos de compulsiones incluyen:
Con el tiempo, estos rituales dejan de ofrecer alivio y requieren más esfuerzo, lo que lleva a la persona a invertir más tiempo y energía en intentar controlar sus pensamientos y emociones, agotándose y sintiéndose atrapada en un ciclo sin fin.
Los pacientes con Trastorno Obsesivo Compulsivo a menudo describen sentirse agotados y desbordados. Sus esfuerzos para mantener bajo control sus pensamientos y compulsiones afectan todos los aspectos de su vida: trabajo, relaciones personales y bienestar emocional. Poco a poco, la ansiedad y las obsesiones empiezan a limitar cada vez más su día a día, mermando su calidad de vida.
Es en estos momentos donde buscar ayuda especializada puede marcar la diferencia.
En nuestro Instituto del Comportamiento, utilizamos las Terapias de Tercera Generación para tratar el TOC. Estas terapias, como la Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT), han demostrado ser altamente eficaces. A diferencia de las terapias tradicionales, las Terapias de Tercera Generación no intentan cambiar el contenido de los pensamientos obsesivos, sino que buscan cambiar la relación que el paciente tiene con esos pensamientos.
En lugar de luchar contra las obsesiones, la ACT enseña a los pacientes a aceptarlas sin dejar que dominen sus decisiones o acciones. Esto permite que la persona pueda centrarse en sus valores y lo que realmente le importa, en lugar de estar atrapada en un ciclo de compulsiones sin fin.
Nuestro equipo de psicólogos en Salamanca y Zamora tiene amplia experiencia en el tratamiento del TOC. A través de Terapias de Tercera Generación, como la ACT, ayudamos a nuestros pacientes a recuperar el control sobre sus vidas, reduciendo las compulsiones y aprendiendo a convivir con los pensamientos obsesivos sin que estos les dominen.
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