La terapia online ha crecido a un ritmo increíble en los últimos años, impulsada por los avances en tecnología y, en gran medida, por la necesidad de adaptar los servicios de salud mental a las circunstancias de la pandemia. Sin embargo, a pesar de su accesibilidad y practicidad, muchas personas siguen creyendo que la terapia presencial es “más efectiva” que la modalidad online. ¿Pero qué hay de cierto en esta creencia?
Este prejuicio hacia la terapia online no es raro; se trata de una modalidad relativamente nueva en comparación con la terapia tradicional, y a menudo surge de la percepción de que una videollamada o una sesión por teléfono no permite la misma conexión o profundidad que una reunión cara a cara. Pero la ciencia nos cuenta una historia distinta.
Varios estudios recientes han comparado directamente la efectividad de la terapia presencial con la online, especialmente en el tratamiento de trastornos como la ansiedad y el estrés laboral. Por ejemplo, un meta-análisis de más de 20 estudios en la revista Psychological Services (Poletti et al., 2020) concluyó que no existen diferencias significativas en términos de eficacia entre ambas modalidades. Este análisis reveló que los pacientes que recibieron terapia online mostraron una reducción de síntomas similar a la de quienes recibieron terapia en persona, especialmente en casos de ansiedad y estrés.
Otro estudio realizado por Andersson y sus colegas en 2014, publicado en el Journal of Affective Disorders, encontró que la terapia online no solo era eficaz para reducir los síntomas de ansiedad y estrés laboral, sino que, en algunos casos, los participantes experimentaron una reducción de síntomas más rápida debido a la flexibilidad y comodidad del formato online. Estos estudios respaldan la idea de que, en términos de resultados terapéuticos, la modalidad online puede ser tan efectiva como la terapia presencial.
A medida que la tecnología continúa mejorando y se integran herramientas adicionales, como aplicaciones de seguimiento de emociones y recursos de apoyo entre sesiones, la terapia online se vuelve cada vez más sofisticada y personalizada. Además, la modalidad online permite que personas con horarios complicados, ubicaciones remotas o incluso niveles altos de ansiedad social accedan a un tratamiento sin las barreras adicionales que supone la modalidad presencial.
Entonces, ¿de dónde viene el mito de la “menor eficacia”? En parte, esta percepción proviene del temor a que el terapeuta pierda detalles no verbales o no logre captar “la atmósfera” emocional en una videollamada. Sin embargo, estudios como el de Carlbring et al. (2018) han demostrado que los terapeutas online están bien preparados para captar señales emocionales, incluso a través de la pantalla, y que los resultados en términos de conexión emocional y relación terapéutica son equiparables a los de la terapia en persona.
Así que, si el estrés laboral o la ansiedad están comenzando a ser una carga, la terapia online puede ser una alternativa práctica, accesible y científicamente respaldada para mejorar el bienestar sin sacrificar la calidad del proceso. ¿Vale la pena explorar esta modalidad y desafiar el mito de que “presencial es mejor”? Las pruebas apuntan a que sí.
La efectividad de la terapia online ha sido un tema de interés creciente en la investigación psicológica, especialmente con el auge de la teleterapia en los últimos años. Muchos estudios científicos han comparado directamente los resultados de la terapia online y la presencial, analizando aspectos como la reducción de síntomas, la satisfacción de los pacientes y la calidad de la relación terapéutica. Estos estudios han demostrado que, para problemas comunes como la ansiedad y el estrés laboral, la terapia online es tan efectiva como la presencial.
A continuación, presentamos una comparación visual basada en los resultados de estos estudios clave sobre la reducción de síntomas de ansiedad y estrés laboral:
Los estudios confirman que la terapia online es tan efectiva como la presencial para el tratamiento de la ansiedad y el estrés laboral. Esta modalidad ofrece una alternativa viable, especialmente para aquellos con horarios complicados o barreras de acceso a la terapia tradicional. A medida que la tecnología avanza y se integran herramientas de apoyo digital, la terapia online no solo mantiene, sino que puede optimizar el proceso terapéutico.
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