¿Te has sorprendido a ti mismo poniendo excusas para no pedir ayuda psicológica? “Seguro que no voy a dar con el psicólogo adecuado”, “¿Y si al final hablar no sirve de nada?”, ... no eres el único. Muchas personas adultas sienten esa mezcla de recelo y miedo cuando se plantean ir al psicólogo por primera vez. Vivimos rodeados de ideas equivocadas sobre lo que es la terapia, así que es normal que te entren dudas.
Ahora bien, que sea normal tener dudas no significa que debas quedarte con ellas para siempre. Pensemos un momento en esto: si te duele una muela, vas al dentista aunque te ponga nervioso, ¿verdad? Pues con la salud mental pasa algo parecido. Pero claro, la mente es más escurridiza que una muela picada, y a veces nos juega malas pasadas. Hablemos de esos miedos de frente para que veas que pedir ayuda no es ni tan raro ni tan terrorífico como parece.
Uno de los temores más comunes es pensar: ”¿Y si no encuentro al profesional adecuado?”. En tu cabeza quizá imaginas al psicólogo como un señor serio con gafas, analizándote en silencio desde un diván victoriano. O temes dar con alguien que no te entienda, que minimice tus problemas o que te suelte cuatro tópicos y te cobre la hora. Vamos, que no te fías porque ¿y si te toca el “psicólogo equivocado”?
Primero, respira hondo. Te tengo una buena noticia: los psicólogos no somos clones sin personalidad ni máquinas de hacer “mm ajá”. Cada profesional tiene su enfoque y su estilo, y parte de la terapia es precisamente encontrar a alguien con quien te sientas cómodo. Puede que no aciertes a la primera, ¡no pasa nada! Encontrar al psicólogo adecuado puede ser un proceso. Si en la primera cita ves que no hay “feeling”, díselo con naturalidad. Un buen psicólogo entiende esto y no se va a ofender si decides probar con otro.
Lo importante es no tirar la toalla solo porque el primer intento no fue perfecto. Es como cuando compras zapatos: si el primer par te aprieta, pruebas otro número o modelo, ¿verdad? Pues aquí igual. Hay muchos profesionales ahí fuera, con diferentes personalidades y especialidades, y te mereces uno que encaje contigo. Consejo práctico: infórmate sobre el psicólogo antes de la primera sesión. Lee su perfil, mira si tiene experiencia en lo que te preocupa (ansiedad, relaciones, autoestima, etc.) e incluso fíjate si transmite cercanía en su web o en sus artículos. Así tendrás más confianza de que al menos habláis el mismo idioma.
Y recuerda, el psicólogo no tiene una bola de cristal ni te va a leer la mente en la primera cita. Es una persona, como tú, que irá conociéndote poco a poco. Date un par de sesiones para ver si hay química. Si no la hay, agradece lo aprendido y prueba con otro profesional, sin culpa ni drama. Al final, se trata de ti y de tu bienestar.
Seamos honestos: pedir cita da vértigo porque en el fondo piensas ”¿y si esto no sirve para nada?”. Tal vez has intentado mil cosas por tu cuenta —desde libros de autoayuda hasta desahogarte con algún amigo— y sigues igual. Entonces viene la pregunta del millón: ¿Qué va a hacer un psicólogo que no pueda hacer yo solo?
Entiendo que a simple vista parezca que la terapia es solo “hablar de tus cosas”. Es fácil pensar: para charlar, quedo con un colega gratis. Pero la terapia no es una charla cualquiera. Un psicólogo profesional aporta perspectiva, herramientas y un espacio seguro que difícilmente se consigue en la conversación del bar (aunque tu amigo sea la persona más sabia del mundo). Además, no vas a estar solo en esto: el terapeuta te guía, te hace preguntas que nunca te habías planteado y te ayuda a encontrar tus propias respuestas. No tiene una varita mágica (¡ojalá!), pero sí la formación y la experiencia para saber por dónde tirar incluso cuando tú estás hecho un lío.
Otro miedo típico: “Mis problemas no tienen solución, soy un caso perdido”. Aquí te lanzo un dato tranquilizador: la mayoría de la gente que empieza terapia llega pensando algo parecido. Y muchos terminan diciendo ”¡ojalá hubiera venido antes!”. Si hablar de tus cosas no sirviera, los psicólogos nos habríamos extinguido como los dinosaurios, créeme. Pero cada día vemos cómo personas de todo tipo mejoran, poquito a poco, gracias a este proceso. Eso sí, la terapia no es instantánea ni siempre fácil. A veces saldrás de sesión pensando “menuda montaña rusa emocional”; otras te sentirás aliviado, como si te quitaran un peso de encima. Ambas sensaciones son parte del proceso.
Llegados a este punto, es posible que estés un poco más convencido de que eso de ir al psicólogo no es tan mala idea. Igual sigues con nervios (completamente normal), pero ahora sabes que esos nervios significan que te estás tomando en serio tu bienestar. Dar el primer paso da miedo, lo admitimos. Es como tirarse a una piscina de agua fría: cuesta, pero una vez dentro piensas “no estaba tan mal, oye”.
Si todavía te lo estás pensando, aquí va un último empujoncito: pedir ayuda es un acto de autocuidado y de valentía. No esperes a estar fatal para planteártelo; la terapia también es para quien quiere estar mejor, no solo para quien está en el pozo. Y no tienes que tener todo claro antes de la primera sesión. Puedes venir con tus dudas, con tu escepticismo en la mochila, y comentarlo abiertamente. El psicólogo ya sabe que puedes llegar en modo “no las tengo todas conmigo” y te ayudará a sentirte cómodo, sin presiones.
En el Instituto del Comportamiento lo tenemos muy presente. Por eso, desde el primer contacto tratamos de que te sientas escuchado y en confianza. Puedes preguntarnos lo que necesites saber antes de empezar e, incluso después de una primera cita, eres libre de reflexionar si quieres continuar o no. Sin ataduras. Nuestro objetivo es que veas la terapia como una herramienta útil, no como una obligación.
"En resumen, superar la desconfianza en la terapia psicológica es un paso valiente hacia tu bienestar. Es natural tener dudas y miedos, pero no dejes que te impidan buscar la ayuda que necesitas. Recuerda que encontrar al psicólogo adecuado es un proceso, y que la terapia es una herramienta poderosa para el crecimiento personal y la gestión de la ansiedad o la depresión, entre otros. No esperes a estar en el límite; invertir en tu salud mental es una de las mejores decisiones que puedes tomar. ¡Tu yo del futuro te lo agradecerá!"
"¿Listo para dar el primer paso? En el Instituto del Comportamiento, psicólogos en Salamanca, entendemos tus dudas y estamos aquí para ayudarte. Contacta con nosotros para una primera consulta sin compromiso y descubre cómo podemos acompañarte en tu camino hacia el bienestar. ¡No dejes que la desconfianza te detenga! Agenda tu cita hoy mismo y comienza a transformar tu vida.
Quiero saber más:
Rompiendo el estigma de ir a Terapia (psicólogos Salamanca)
Cómo conectar con tus valores (Psicólogos Salamanca)