Seguro que te ha pasado: estás en una conversación y alguien dice “Los lunes son horribles” . Lo primero que piensas es en asentir, pero de repente, como un recurso, sale de tu boca un “bueno… depende, no todos los lunes son tan malos” . Ese hábito de la afirmación condicional , esa necesidad de matizar lo que parece tan claro para todos, ¿de dónde viene?
Es una pequeña manía que todos tenemos de vez en cuando, y aunque puede ser adorable o frustrante para quienes nos escuchan, tiene algunas razones interesantes detrás.
Según estudios en psicología social, a menudo utilizamos matices en nuestra comunicación para reflejar flexibilidad y apertura mental . A través de expresiones como “a veces”, “bueno, depende” o “no siempre”, intentamos suavizar nuestra postura. Investigaciones sobre el “efecto de precisión” en la comunicación demuestran que las personas tienden a usar este tipo de expresiones para no sonar demasiado rígidos, especialmente cuando quieren evitar conflictos o cuando buscan mantener la conversación abierta.
Además, algunas teorías sugieren que esta manera de hablar tiene que ver con la gestión de la imagen : cuando decimos “depende”, estamos transmitiendo que tenemos en cuenta todos los ángulos . De cierto modo, queremos mostrar que no vamos a “casarnos” con una sola perspectiva, ¡a menos que estemos hablando de nuestro amor por el café! ☕️
Ejemplo clásico:
- “La película fue buena, pero… depende de con qué la compara” .
- ¡Ahí va otro matiz más! Una forma de darle a nuestro interlocutor un lugar en la conversación o incluso invitarle a ver la película para que saque sus propias conclusiones.
Aquí algunas hipótesis con mucho cariño (y humor):
Nos gusta el matiz : Es como si un “pero” o un “a veces” fue el toque personal que hace nuestra opinión única. Es una manera de decir: “Tengo una postura, pero la dejo un poco abierta por si acaso…”.
Evitamos conflictos : Matizarnos hace parecer menos firmes en nuestras opiniones y nos ayuda a evitar posibles roces o desacuerdos. Y si algo sabemos en terapia online es que los conflictos pueden surgir de la nada (¡incluso por opiniones sobre el clima!).
Queremos parecer objetivos : Sentimos que, al matizar, no solo estamos siendo realistas , sino también objetivos, como si al mostrar las “dos caras de la moneda” estuviéramos más cerca de la verdad absoluta.
Primero, démosle valor a ese “depende”. Matizar es positivo; nos ayuda a comunicarnos mejor ya adaptarnos al otro. Pero, como en todo, un poquito de equilibrio no hace daño. Una buena práctica para cambiar esta conducta, si la sientes exagerada, es ensayar el arte de la afirmación directa . La próxima vez que quieras matizar, haz la prueba: simplemente acepta o muestra acuerdo sin agregar nada extra.
Ejemplos prácticos :
- En vez de decir: “Me encanta esa serie, pero depende del capítulo” , prueba con: “¡Me encanta esa serie!”
Puede que al principio se sienta raro, pero con la práctica verás cómo puedes disfrutar de esa afirmación sin sentir que algo queda incompleto.
Además, esta alternativa puede funcionar como una forma de comunicación que fortalece la claridad y confianza en lo que decimos. En un entorno como la terapia online, es algo que funciona de maravilla para mejorar la comunicación y reducir malentendidos, especialmente cuando hablamos de temas personales o emocionales.
¿Será que necesitamos de ese “pero” para sentirnos seguros en la conversación? ¿O es solo una manera divertida de dejar siempre abierta la puerta a nuevos matices? Cuéntanos en los comentarios: ¿eres de los que sienten que hay que añadir un “depende” a todo? ¡Te leemos!