En esos momentos, vivir en coherencia con nuestros valores puede parecer una idea lejana. Pero ¿y si te dijera que hay una manera de reconectar con esos valores y tomar decisiones más alineadas con lo que realmente importa?
Antes de nada, es importante entender qué son los valores. Los valores son principios que actúan como una brújula interna, guiando nuestras acciones y decisiones. A diferencia de los objetivos, que son metas concretas, los valores son direcciones a largo plazo. Por ejemplo, "ser una persona compasiva" es un valor, mientras que "ayudar a un amigo en un momento difícil" es una acción que refleja ese valor.
Vivir en coherencia con tus valores implica que tus decisiones diarias estén alineadas con esos principios más profundos. No se trata de ser perfecto, sino de tomar decisiones conscientes y comprometidas con lo que realmente te importa.
Vivir de manera alineada con nuestros valores nos proporciona un sentido de dirección y propósito. Según estudios recientes, las personas que viven en coherencia con sus valores reportan mayores niveles de satisfacción y bienestar (Sheldon & Kasser, 2016). También es un factor clave en la resiliencia, ya que actuar en función de nuestros valores nos ayuda a soportar mejor las adversidades y los momentos de estrés.
El primer paso para vivir en coherencia con tus valores es identificarlos claramente. A menudo, nos sentimos desconectados de nosotros mismos porque no tenemos claro qué es lo que realmente nos importa. Para ello, puedes hacerte las siguientes preguntas:
Un estudio realizado por Schwartz (2012) sobre la teoría de los valores universales sugiere que, aunque cada persona tiene una combinación única de valores, hay ciertas áreas comunes como la búsqueda de autonomía, la relación con los demás y el deseo de crecimiento personal. Reflexionar sobre estas áreas puede ayudarte a identificar tus propios valores.
Una vez que tienes claro cuáles son tus valores, el verdadero reto es actuar en coherencia con ellos. Aquí es donde entra en juego la Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT), que propone tomar acciones comprometidas con nuestros valores, aunque a veces el miedo, la duda o el malestar estén presentes.
Un ejemplo práctico:
Imagina que valoras profundamente la honestidad, pero te sientes tentado a mentir en una situación difícil para evitar conflictos. En lugar de dejarte llevar por el miedo a la confrontación, puedes elegir actuar desde tu valor de honestidad, enfrentando la incomodidad que ello pueda generar. A largo plazo, este tipo de decisiones te conectarán más con tu verdadero yo.
ACT pone mucho énfasis en la flexibilidad psicológica, es decir, la capacidad de adaptar nuestro comportamiento en función de nuestros valores, sin dejarnos llevar por pensamientos o emociones que nos desvíen del camino. Un estudio publicado en el Journal of Contextual Behavioral Science destacó que las personas con mayor flexibilidad psicológica experimentan menos malestar emocional y más satisfacción en la vida (Bond et al., 2013).
¿Cómo desarrollar esta flexibilidad?
La coherencia con los valores no es algo que se logre una vez y para siempre. Es un proceso continuo de reflexión y ajuste. La vida nos desafía constantemente y, a veces, es fácil desviarnos. Pero lo importante es volver a conectar con nuestros valores de manera regular.
Una buena práctica es dedicar unos minutos al final del día para reflexionar sobre tus acciones. Pregúntate: "¿He actuado hoy de acuerdo con mis valores?". Si la respuesta es no, no te castigues. En lugar de eso, toma la oportunidad para aprender y ajustar tu rumbo para el futuro.
1. ¿Es posible vivir siempre en coherencia con los valores?
No siempre es posible, y está bien que así sea. Vivir alineado con los valores no significa que nunca cometerás errores o que no te desviarás. Lo importante es que sigas reflexionando y volviendo a esos valores como una guía.
2. ¿Qué hago si me siento desconectado/a de mis valores?
Es normal sentirse perdido de vez en cuando. En esos momentos, puedes practicar la auto-reflexión o incluso hablar con un terapeuta que te ayude a reconectar con tus principios. La clave está en no dejar que esa desconexión te paralice.
3. ¿Cómo puedo aplicar mis valores cuando me siento abrumado/a por las emociones?
Las emociones fuertes pueden hacernos actuar de manera impulsiva. Aquí es donde la flexibilidad psicológica y la aceptación juegan un papel fundamental. Si reconoces tus emociones sin intentar luchar contra ellas, te será más fácil tomar decisiones basadas en tus valores.
Vivir en coherencia con nuestros valores no se trata de ser perfectos, sino de tomar decisiones conscientes que reflejen lo que realmente nos importa. Es un proceso continuo de ajuste y aprendizaje. A través de herramientas como la flexibilidad psicológica y la acción comprometida, podemos tomar decisiones más alineadas con lo que valoramos, incluso cuando las emociones y el estrés nos desvían del camino. ¿Qué valor guiará tu próxima decisión?
Fuentes consultadas:
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Verónica Mayado
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