"5 Estrategias Infalibles para Manejar un Ataque de Pánico en el Momento"

"Descubre cómo manejar un ataque de pánico con estas 5 estrategias prácticas. Desde la respiración profunda hasta técnicas de enraizamiento. Tu bienestar es nuestra prioridad, psicólogo experto en ansiedad en Salamanca."

Publicado el 26/01/2025 - POR ICOMPORTAMIENTO

El terror del “¿y si no puedo controlarlo?”

 

Te suena, ¿verdad? Todo está tranquilo y de repente, ¡boom!: el corazón empieza a galopar como si hubieras corrido una maratón, te cuesta respirar y tu mente entra en pánico total. “¿Me estoy volviendo loco? ¿Voy a desmayarme? ¿Qué está pasando?” Bienvenidos al mundo de los ataques de pánico, un lugar al que nadie quiere ir, pero al que muchos llegan alguna vez.

 

Primero, lo más importante: no estás en peligro. Aunque tu cuerpo y tu mente estén gritando lo contrario, un ataque de pánico es una respuesta exagerada de tu sistema de alarma. Sí, se siente aterrador (porque lo es), pero no es peligroso. Lo prometo.

 

Ahora, la buena noticia: no tienes que quedarte atrapado en ese torbellino. Existen estrategias prácticas que puedes usar en ese mismo momento para recuperar el control y bajar el volumen del caos. Y no necesitas ser un experto en yoga, meditación o tener poderes mágicos para aplicarlas.

 

Hoy te traigo 5 estrategias infalibles que te ayudarán a manejar un ataque de pánico cuando aparece. Porque sí, hay luz al final del túnel, y no necesitas quedarte en la oscuridad más tiempo del necesario.

 

 

¿Qué pasa en tu cuerpo durante un ataque de pánico?

 

Para entender cómo manejar un ataque de pánico, primero necesitamos descifrar qué está pasando dentro de ti. Porque, spoiler: tu cuerpo no está intentando sabotearte, solo está un poco confundido.

 

Cuando tienes un ataque de pánico, tu cerebro activa el famoso “modo supervivencia”. Es como si un pequeño cavernícola dentro de tu mente hubiera detectado un tigre dientes de sable… aunque en realidad el único tigre es el correo sin responder o el pensamiento de “¿y si pasa algo malo?”.

 

¿Qué ocurre exactamente?

 

Lo que necesitas saber es que estas respuestas no son peligrosas, aunque se sientan horribles. Son como un fuego falso: hay humo, pero no te vas a quemar.

 



1. Respira como si fueras un yogui (pero sin el loto)

 

Cuando un ataque de pánico aparece, tu respiración suele ser lo primero en descontrolarse. Empiezas a hiperventilar, y tu cuerpo entra en una especie de “modo turbo” que solo empeora las cosas. Pero, ¿sabías que puedes usar la respiración para enviarle una señal de calma a tu cerebro?

 

Opción 1: Técnica de respiración 4-4-6

 

  1. Inhala profundamente contando hasta 4.
    Imagina que estás llenando un globo dentro de tu abdomen.
  2. Retén el aire durante 4 segundos.
    Es como si le estuvieras diciendo a tu cuerpo: “Todo está bajo control, no hay prisa.”
  3. Exhala lentamente contando hasta 6.
    Deja que todo el aire salga como si estuvieras apagando una vela con suavidad.

Repite esto al menos 5 veces, o hasta que sientas que tu ritmo cardíaco comienza a desacelerarse.




Opción 2: Respirar en una bolsa de papel

 

Si la hiperventilación está fuera de control, puedes recurrir a la famosa técnica de la bolsa de papel. Esto ayuda a restablecer el equilibrio de dióxido de carbono en tu cuerpo, reduciendo la sensación de mareo y hormigueo.

 

  1. Coge una bolsa de papel limpia (nada de bolsas de plástico, por favor).
  2. Coloca la apertura de la bolsa sobre tu nariz y boca, asegurándote de que quede bien sellada.
  3. Respira despacio dentro y fuera de la bolsa durante unos 10 segundos.
  4. Haz una pausa, quita la bolsa y evalúa cómo te sientes. Repite si es necesario.

 

¿Por qué funciona?

Cuando hiperventilas, exhalas demasiado dióxido de carbono, lo que provoca sensaciones como mareo, hormigueo o visión borrosa. Respirar en una bolsa ayuda a retener parte de ese dióxido de carbono, restaurando el equilibrio químico en tu cuerpo y calmando los síntomas.

 



2. El enraizamiento: Volver a tu cuerpo y al presente

 

Cuando estás en medio de un ataque de pánico, tu mente tiende a irse por las ramas: “¿Y si me desmayo? ¿Y si esto nunca pasa?”. Para contrarrestar este torrente de pensamientos catastróficos, necesitas una estrategia que te traiga de vuelta al presente. Aquí es donde entra en juego el enraizamiento.

 

¿Cómo funciona? Usa tus 5 sentidos.

 

El enraizamiento consiste en conectar con el aquí y ahora a través de tus sentidos. Es como decirle a tu mente: “Oye, calma, estamos aquí y todo está bien.”

 

  1. Mira: Encuentra 5 cosas que puedas ver. Detállalas: su color, forma, textura… (“Ahí está la lámpara roja, el cuadro en la pared…”).
  2. Toca: Identifica 4 cosas que puedas sentir con tus manos. Puede ser la textura de tu ropa, el sofá o incluso el suelo bajo tus pies.
  3. Escucha: Escoge 3 sonidos a tu alrededor. Tal vez el tic-tac de un reloj, el ruido del tráfico o el canto de los pájaros.
  4. Huele: Encuentra 2 cosas que puedas oler. Tal vez tu café o una vela aromática.
  5. Saborea: Identifica 1 cosa que puedas probar. Incluso masticar chicle o beber agua puede ayudarte a centrarte en este sentido.

¿Por qué funciona?

 

El enraizamiento activa áreas de tu cerebro que te conectan con el presente y reducen la intensidad de los pensamientos de pánico. Es una manera rápida de “aterrizar” cuando sientes que estás perdiendo el control.

 

 

3. Elige un objeto y hazle un “CSI” (y reconoce quién manda aquí)

 

Cuando estás en medio de un ataque de pánico, tu mente se obsesiona con pensamientos catastróficos que parecen dominarte. Pero hay algo importante que necesitas recordar: tú eres más que esos pensamientos. Un gran truco es enfocarte en algo concreto y analizarlo como si fueras un detective del CSI… mientras te recuerdas que tú estás al mando.

 

¿Cómo hacerlo?

 

  1. Elige un objeto que tengas cerca, como un bolígrafo, tus llaves o incluso una botella de agua.
  2. Observa todos los detalles posibles:
    • ¿De qué color es?
    • ¿Es brillante o mate?
    • ¿Tiene algún dibujo, marca o imperfección?
  3. Tócalo: Describe su textura, temperatura o peso.
  4. Usa frases que reconozcan tu control sobre la situación:
    • “Yo puedo sentir esta ansiedad y también puedo ver este bolígrafo.”
    • “Yo soy la que siente esta emoción y también la que puede observar lo que tiene delante. Yo soy más que esto.”

¿Por qué funciona?

 

Esta técnica no solo interrumpe el ciclo de pensamientos de pánico al dirigir tu atención hacia algo concreto, sino que también refuerza tu identidad y tu capacidad de observar desde fuera lo que estás sintiendo. Eres la persona que tiene la experiencia, no la experiencia en sí misma.

 

Un consejo adicional:

Practicar mindfulness en tu día a día puede ayudarte a tomar perspectiva cuando las sensaciones intensas lleguen. Una forma sencilla de empezar es usar ese mismo objeto que te trae calma o buenos recuerdos. Dedica unos minutos al día a sostenerlo y observarlo conscientemente:

 

 

Con esta práctica, tu mente asociará ese objeto con calma y control, y te será más fácil recurrir a esa sensación cuando enfrentes un ataque de pánico. Es como entrenarte para reconocer: “Yo soy más que lo que siento ahora mismo.”

 

 

4. Observa tus pensamientos como si fueran nubes en el cielo

 

Cuando estás en medio de un ataque de pánico, los pensamientos catastróficos tienden a apoderarse de tu mente: “Esto es el fin, no puedo con esto, algo terrible va a pasar.” Pero en lugar de intentar luchar contra ellos o cambiarlos, ¿qué tal si los observas desde fuera?

 

¿Cómo hacerlo? Practica la distancia Cognitiva:

 

  1. Reconoce tus pensamientos como pensamientos (frases, titulares, reclamos), no como verdades:
    • En lugar de decir: “Voy a desmayarme,” di: “Estoy teniendo el pensamiento de que voy a desmayarme.”
    • Esto te ayuda a tomar distancia y no reaccionar como si esos pensamientos fueran hechos.
  2. Dales forma o imagen:
    • Visualiza tus pensamientos como si fueran nubes que pasan por el cielo, hojas flotando en un río o incluso personajes en una obra de teatro.
    • “Ahí va el pensamiento ‘esto nunca va a pasar’. Gracias por aparecer, pero no tengo que aferrarme a ti.”
  3. Practica la aceptación:
    • No intentes eliminar los pensamientos o emociones. En su lugar, permítete sentirlos sin luchar contra ellos:
    • “Puedo sentir esta ansiedad en mi cuerpo y también puedo continuar con lo que estoy haciendo. No tengo que pelearme con ella.”

¿Por qué funciona?

 

Este enfoque se basa en el principio de que cuanto más intentas evitar o cambiar los pensamientos de pánico, más poder les das. Al observarlos desde una posición de curiosidad y aceptación, les quitas su intensidad y te das espacio para responder en lugar de reaccionar.

 

Ejemplo práctico:

Imagina que estás en casa y comienza el pánico. Visualiza tus pensamientos como hojas flotando en un río. Cada vez que uno aparece (“No puedo respirar, voy a perder el control”), colócalo en una hoja y deja que fluya río abajo. Puedes decirte a ti mismo: “Aquí está este pensamiento otra vez. Lo dejo pasar.”

 

Un consejo adicional:

Puedes practicar esta técnica cuando no estés en pánico para que sea más fácil aplicarla en el momento. Dedica 5 minutos al día a observar tus pensamientos sin juzgarlos, como si estuvieras viendo un desfile pasar.

 

 

5. Muévete: Deja que tu cuerpo haga lo que sabe hacer

 

Durante un ataque de pánico, tu cuerpo está lleno de energía acumulada. Esa sensación de inquietud, temblores o incluso calor interno es el resultado de la adrenalina recorriendo tu sistema. ¿La solución? Poner a tu cuerpo en acción para liberar esa energía.

 

¿Cómo hacerlo?

 

  1. Haz movimientos simples pero efectivos:
    • Camina lentamente por la habitación mientras sientes el suelo bajo tus pies.
    • Haz pequeños movimientos con los brazos, como si estuvieras sacudiendo agua de las manos.
    • Si tienes espacio, sube y baja escaleras o da saltos suaves para que la adrenalina se libere de forma controlada.

 

  1. Enfócate en el movimiento:
    • “Siento mis pies tocando el suelo con cada paso.”
    • “Mis manos están más ligeras a medida que las sacudo.”
    • Mientras te mueves, presta atención a las sensaciones físicas:
    • Este enfoque te ayuda a conectar con tu cuerpo en el presente y a calmar la mente.

 

  1. Integra un toque de mindfulness:
    • Inhala al dar un paso, exhala al siguiente.
    • Mientras te mueves, puedes sincronizar tu respiración:
    • También puedes contar los pasos o los movimientos, como una forma de anclarte al ahora.

 

¿Por qué funciona?

El movimiento ayuda a tu cuerpo a liberar la adrenalina extra que se genera durante el pánico, reduciendo síntomas como temblores o la sensación de estar atrapado. Además, al enfocarte en el movimiento, desactivas el ciclo de pensamientos ansiosos y recuperas la sensación de control.

 

Ejemplo práctico:

Estás en casa y comienzas a sentir un ataque de pánico. En lugar de quedarte quieto, decides caminar por la habitación. Mientras lo haces, dices en voz baja: “Mis pies están tocando el suelo, estoy respirando. Esto es incómodo, pero no peligroso. Puedo moverme y dejar que pase.”

 

Un consejo adicional:

Incorpora algún tipo de movimiento físico en tu rutina diaria, como salir a caminar, practicar yoga o hacer estiramientos. Esto no solo te ayuda a liberar tensión acumulada, sino que también enseña a tu cuerpo a gestionar mejor los niveles de ansiedad.

 

 

Conclusión: Tú puedes con esto

 

Un ataque de pánico puede sentirse como una tormenta imparable, pero la verdad es que todas las tormentas pasan, y tú tienes más control del que crees. Con estas cinco estrategias, puedes empezar a construir un kit de herramientas que te ayude a manejar esos momentos difíciles con más calma y confianza.

 

Recuerda: no tienes que ser perfecto ni tener todas las respuestas en el momento. Estas técnicas son como pequeños pasos hacia el autocuidado, y cada vez que las practicas, te estás entrenando para responder mejor. Porque, al final, tú no eres tu pánico. Eres mucho más que eso.

 

¡Da el siguiente paso hacia tu bienestar!

 

¿Sientes que los ataques de pánico están afectando tu vida y necesitas apoyo profesional? En el Instituto del Comportamiento en Salamanca, trabajamos contigo para entender y superar la ansiedad. Con técnicas basadas en terapias de tercera generación, te ayudaremos a recuperar el control y vivir con mayor tranquilidad.

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